En este ciclo de transformación cósmica, te alzas como el arquitecto de tu destino. ¿Qué anhelas manifestar en este capítulo que se despliega ante ti? ¿Es un nuevo empleo, un compañero afín, o quizás un sueño que ha esperado su momento en las sombras? Las estrellas titilan con anticipación, pues eres convocado a un acto trascendental de creación.

Entra en el santuario de tu imaginación y selecciona un deseo, como un joyero seleccionando la gema más preciosa. Enfoca tu atención en esa joya resplandeciente y deja que su esencia inunde tus sentidos. Visualiza, no como un espectador, sino como el protagonista de tu propio cuento. Siéntelo en tus huesos, en la pulsación de tu corazón. Siente la textura de la realidad que estás tejiendo.

¿Cómo se siente sostener este deseo en tus manos? Deleita tus sentidos con la maravilla de su logro ya concretado. Ahora, retén este destello de dicha y llévalo contigo a lo largo del día. Que sea el faro que ilumina tus acciones, la melodía que resuena en cada paso que das. Cada vez que tus pensamientos busquen refugio en el pasado o el futuro, regresa a esta sensación luminosa y reconócela como tu norte.

En la sinfonía etérea de la existencia, tu energía emana como el eco de una melodía divina. Al mantener esta esencia de logro, envías ondas de resonancia que atraviesan las capas del cosmos. Como un imán que atrae lo afín, tu energía atraerá a las personas, oportunidades y situaciones que están sintonizadas con tu visión.

Así que en esta danza mágica de la vida, eres el director de tu orquesta. Cada pensamiento, cada sentimiento, cada paso que tomas, contribuye a la sinfonía que se despliega en tu realidad. Escoge con sabiduría y actúa con intención, pues estás tejido en la tela misma de los sueños. ¡Que tu energía sea la vara que guía la danza de las estrellas hacia la manifestación de tus deseos!

“Ninguno de nosotros tiene control sobre lo que nos sucede, pero sí podemos controlar cómo reaccionamos.”  ~ Monica Berg